El Estado de la Educación reporta que el
sector parauniversitario cuenta con una oferta académica muy limitada y una
gran heterogeneidad en los centros de enseñanza. Estima que 22 entidades parauniversitarias
cuentan con una matrícula de unos 7.535 alumnos, cuando el sistema
universitario atiende a 208.612 estudiantes. A sabiendas de que las
instituciones parauniversitarias son las llamadas a suplir la oferta de los
cuadros técnicos superiores que tanto requiere el sector productivo costarricense, ¿por qué languidece
el sector?
Entendamos la historia. Según Jorge Mora, de
1998 a 2003, la población de alumnos en parauniversitarias, públicas y privadas,
disminuyó un 47%. En esos 5 años, el
sector privado perdió el 98% de su población.
¿Mi explicación? Los funcionarios
del CONESUP, de forma arbitraria, prohibieron a las universidades privadas articular
sus planes de estudios con los de las instituciones parauniversitarias. Aunque parezca inconcebible, a las
universidades se les sancionaba por reconocer los estudios cursados por los
estudiantes en carreras de diplomado.
No fue sino hasta 2005 que el CONESUP admitió
que no existía ninguna razón que excluyera la posibilidad de que las universidades
privadas pudieran reconocer estudios de diplomado. Demasiado tarde.
Pero el atropello a la libertad de enseñanza no
acabó ahí. A las universidades privadas también se les prohibía impartir
programas técnicos. Podían impartir
carreras de doctorado, pero no diplomados.
De hecho, el Consejo Superior de Educación, responsable de autorizar
programas de diplomado, en su Acta 08-2004, le recordó a ULACIT que las
universidades privadas no estaban autorizadas para impartir estos títulos,
disposición absurda que fue ratificada por el Tribunal Contencioso Administrativo
en 2011. ¡La misma Sala Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia indicó que el Estado no cometía ninguna
violación en contra de la libertad de enseñanza de las universidades privadas
al no permitirles impartir diplomados!
Ese mismo año, ante la presión ejercida por
el sector productivo y las universidades privadas, el Ministro Garnier planteó
una consulta a la Procuradora General de la República, quien sí era del
criterio que era posible otorgar a las universidades la potestad de impartir
carreras de diplomado. ¿Cómo esquivó los
antecedentes legales? Dijo que existía una sustancial diferencia entre el
diplomado que otorgaba la educación superior universitaria, con el diplomado de
la educación superior parauniversitaria, por lo que las universidades podían
impartir diplomados universitarios, no así diplomados parauniversitarios. Cualquier experto sabe que no la hay.
Al día de hoy, y a pesar de existir
solicitudes para impartir diplomados universitarios, el CONESUP no ha
autorizado ni uno solo. Es un ejemplo más de que fiscalización del Estado en
materia de educación parauniversitaria y universitaria ha sido nefasta para el
país y no ha habido justicia pronta ni cumplida que ampare al sector.
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