lunes, 20 de octubre de 2014

Saturación laboral: Mito urbano

Según la OCDE, una mayor escolaridad ayuda a las personas a evitar el desempleo y a permanecer empleadas.  Confirma el Estado de la Educación que las personas que cuentan con un grado universitario completo en Costa Rica no son afectadas por el desempleo.  En 2010, el desempleo solo afectaba a menos de 2% de esta población, una cifra realmente baja si se compara con la tasa de desempleo abierto, un 7% ese año. Además, ocho de cada diez graduados trabajaban en empleos con alta o total relación con sus carreras y solo uno de cada diez reportó laborar en un empleo con ninguna o poca afinidad con su especialidad. 

Aún en términos de subempleo por ingresos, los investigadores estimaron que existía solo un 11% de trabajadores profesionales cuyo salario no alcanzaba el mínimo vigente por ley al momento de la encuesta. 

El Observatorio Laboral de Profesiones del CONARE efectuó el primer estudio de los graduados de universidades públicas y privadas y al día de hoy, no existe otro estudio que indique lo contrario.

Esto quiere decir que si usted conoce a un profesional desempleado, debe ser uno de los 44 mil y resto que hay en la calle, de un total de 2.2 millones laborando.  En un país que cuenta con miles de plazas vacantes, según CINDE, el profesional puede mejorar sus probabilidades de colocarse aprendiendo otro idioma, especializándose con un posgrado o certificando su conocimiento técnico con pruebas internacionales reconocidas por la industria.  Alternativamente, podría montar su propia microempresa, buscando encadenamientos productivos con grupos económicos consolidados, o laborar como pasante en alguna compañía sin devengar un salario, para obtener la experiencia que requiere y así conseguir un trabajo remunerado en un espacio laboral que le apasione.  

En contraste, la gran mayoría de los desempleados, unos 167 mil, tienen la secundaria incompleta y son personas con muchas menos condiciones y capacidades que los graduados universitarios.  El 60% de los trabajadores de Costa Rica no han concluido la secundaria.  En países como Cuba y Chile, se gradúan un 83% y un 81% de los alumnos; en Costa Rica, solo la mitad.

Siendo así las cosas, no entiendo en dónde se origina el mito urbano que circula en nuestro país con respecto a la “crisis” de desempleo de graduados universitarios. A pesar de que es difícil rastrear su origen, viene apareciendo y se repite en espacios formales e informales. No sería la primera vez que un mito haya sido elaborado intencionalente con el objeto de desacreditar a terceros u obtener beneficios, o que cumpla con la función de permitir a las personas expresar sus opiniones irracionales o temores personales. Pero ahora pregunto con datos en mano: ¿No deberíamos estar alarmados más bien por la “saturación del mercado laboral” de mano de obra poco calificada?  ¿No requiere una sociedad,  en la era del conocimiento,  titular al mayor número de graduados universitarios de calidad para así profesionalizar todas las actividades productivas e impulsar la competitividad nacional?  



miércoles, 1 de octubre de 2014

Desempleo y universidades privadas


En una serie de reportajes, Canal 7 plantea varias aseveraciones: que Psicología, Derecho, Medicina, Arquitectura y Periodismo son las carreras más saturadas en el mercado laboral; que algunas universidades privadas proveen información engañosa a los estudiantes con respecto a la demanda laboral que existe por profesionales en ciertas carreras; que las universidades “hacen su negocio” prácticamente sin regulación por parte de CONESUP y que ese ente regulador no hace nada para controlar el elevado número de personas que cursan carreras “abarrotadas” ni para regular lo que cobran por trámites administrativos.  Sugiere que el CONESUP debería congelar las carreras que están “saturadas". Las universidades privadas son, según el titular de los reportajes, las universidades del desempleo.

Para aseverar que existen carreras saturadas, se limita ese canal comercial a efectuar una relación entre los puestos ofertados en la base de datos de elempleo.com, y los profesionales que han incluido su hoja de vida.  Supone que todos los profesionales en esa base de datos están desempleados, ignorando que existen muchos laborando, pero que buscan mejores alternativas de empleo; otros tal vez olvidaron desactivar su perfil.  Lo que es peor, Canal 7 asume que la muestra de profesionales en elempleo.com es representativa y que puede, con base en esa muestra, generalizar sobre la población total de graduados universitarios del país. 

No consultó el noticiario los estudios científicos que se han efectuado en el país por entidades como el Observatorio Laboral de Profesiones de CONARE; el estudio de 2010 indicó que en Medicina no existe desempleo.  Según la OLAP, habiendo encuestado personas graduadas de 2000 hasta 2007, confirmaron que el 92,88% de los periodistas, el 98,79% de los abogados, el 95,58% de los arquitectos y el 96,93% de los psicólogos estaban empleados.  Quizás Canal 7 pudo haber actualizado los datos a 2014, reportando sobre los resultados de un estudio con una rigurosidad científica similar.  Ningún estudio científico nacional al día de hoy ha sugerido que sean los graduados de universidades privadas quienes engrosen la lista de desempleados. Lo que sí demuestran es que el porcentaje de desempleo de los graduados universitarios, de universidades públicas y privadas, es mucho menor que el de quienes no ingresaron a la educación superior.

Canal 7 también concluye que algunas universidades privadas proveen información engañosa e ilustran su punto de vista filmando a quien parece ser una ejecutiva de ventas de una universidad.  No demuestran que la información ofrecida por ella fuera realmente engañosa, pero en todo caso, por principios básicos de lógica, no pueden generalizar el comentario de esta funcionaria como la realidad de un colectivo de universidades. 

Por último, el equipo de Canal 7 arremete contra el CONESUP por no obligar a las universidades a controlar el acceso a carreras que ellos consideran abarrotadas, como si en Costa Rica viviéramos en un país totalitario, en el que no existe libertad de enseñanza y de aprendizaje; en un país en el que el Estado, y no los alumnos, tuviera la potestad de determinar quién debería estudiar qué y en dónde, al mejor estilo de la antigua Unión Soviética. 

La relación entre el desempleo, las universidades privadas y las cuotas que se cobran por trámites administrativos la desconozco.  Sin embargo, por el uso abundante de falacias de afirmación gratuita, de conclusión irrelevante y de falsa generalización; por el lenguaje cargado de palabras y frases con fuertes implicaciones emocionales que suscitan reacciones negativas; por la ausencia de evidencias suficientes, competentes y relevantes que sustenten los argumentos planteados; y por la carencia de análisis sobre los resultados de la educación superior estatal, parece que existe un desesperado intento por perjudicar la reputación de las universidades privadas, coincidentemente en el mismo momento en que se cuestiona el financiamiento de la educación superior pública.