Según la OCDE, una mayor escolaridad ayuda a las
personas a evitar el desempleo y a permanecer empleadas. Confirma el Estado de la Educación que las
personas que cuentan con un grado universitario completo en Costa Rica no son
afectadas por el desempleo. En 2010, el
desempleo solo afectaba a menos de 2% de esta población, una cifra realmente
baja si se compara con la tasa de desempleo abierto, un 7% ese año. Además, ocho
de cada diez graduados trabajaban en empleos con alta o total relación con sus
carreras y solo uno de cada diez reportó laborar en un empleo con ninguna o
poca afinidad con su especialidad.
Aún en términos de subempleo por ingresos, los
investigadores estimaron que existía solo un 11% de trabajadores profesionales cuyo
salario no alcanzaba el mínimo vigente por ley al momento de la encuesta.
El Observatorio Laboral de Profesiones del CONARE
efectuó el primer estudio de los graduados de universidades públicas y privadas
y al día de hoy, no existe otro estudio que indique lo contrario.
Esto quiere decir que si usted conoce a un profesional
desempleado, debe ser uno de los 44 mil y resto que hay en la calle, de un
total de 2.2 millones laborando. En un
país que cuenta con miles de plazas vacantes, según CINDE, el profesional puede
mejorar sus probabilidades de colocarse aprendiendo otro idioma,
especializándose con un posgrado o certificando su conocimiento técnico con
pruebas internacionales reconocidas por la industria. Alternativamente, podría montar su propia
microempresa, buscando encadenamientos productivos con grupos económicos consolidados,
o laborar como pasante en alguna compañía sin devengar un salario, para obtener
la experiencia que requiere y así conseguir un trabajo remunerado en un espacio
laboral que le apasione.
En contraste, la gran mayoría de los desempleados,
unos 167 mil, tienen la secundaria incompleta y son personas con muchas menos condiciones
y capacidades que los graduados universitarios. El 60% de los trabajadores de Costa Rica no
han concluido la secundaria. En países
como Cuba y Chile, se gradúan un 83% y un 81% de los alumnos; en Costa Rica,
solo la mitad.
Siendo así las cosas, no entiendo en dónde se origina
el mito urbano que circula en nuestro país con respecto a la “crisis” de
desempleo de graduados universitarios. A pesar de que es difícil rastrear su
origen, viene apareciendo y se repite en espacios formales e informales. No
sería la primera vez que un mito haya sido elaborado intencionalente con el objeto
de desacreditar a terceros u obtener beneficios, o que cumpla con la función de
permitir a las personas expresar sus opiniones irracionales o temores
personales. Pero ahora pregunto con datos en mano: ¿No deberíamos estar
alarmados más bien por la “saturación del mercado laboral” de mano de obra poco
calificada? ¿No requiere una sociedad, en la era del conocimiento, titular al mayor número de graduados
universitarios de calidad para así profesionalizar todas las actividades
productivas e impulsar la competitividad nacional?
Publicado en La República el 20 de octubre de 2014.
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