jueves, 27 de septiembre de 2012

LA MUJER DE NEGOCIOS EN EL SIGLO XXI



I Congreso de Mujeres Emprendedoras de Costa Rica

Por Silvia Castro Montero

27 de noviembre de 2012 

El comité organizador de este evento me invitó a conversarles sobre la mujer de negocios en este siglo.  Como estoy rodeada de mujeres de negocios y todas sabrán, al igual que yo, cómo se siente ser nosotras, compartiré con ustedes algunas ideas sobre las características de mujeres de negocios exitosas en este siglo, en especial sobre mujeres emprendedoras.


  • Primeramente, la mujer de negocios de hoy tiene disposición para el aprendizaje y se prepara.

Decía Séneca, el filósofo griego, que la suerte es aquello que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran.  Sin conocimiento, ¿cómo podríamos reconocer una buena oportunidad?  ¿Sin conocimiento, cómo sabríamos reaccionar ante esa oportunidad?

Si antes se les limitaban las posibilidades de estudio a ciertos niveles educativos y disciplinas, las mujeres de hoy valoran la importancia de aprender para lograr el éxito profesional. De hecho, ahora hay más mujeres que hombres estudiando en las universidades. Usted también debe saber aprovechar las oportunidades de formación académica y educación continua que se le presenten.  No postergue el estudio hasta cuando se le presenten mejores condiciones, porque aunque la educación no garantiza el éxito, sí mejora sus probabilidades de alcanzarlo.


  • La mujer de negocios de hoy confía en su intuición y cree en sí misma.


La intuición no es otra cosa que el conocimiento derivado de la experiencia.  Las mujeres de negocios del siglo XXI creen en sí mismas.  Confían en que su intuición le puede dar importantes pistas sobre sus clientes, las causas de un problema o las posibles consecuencias de una decisión. Son muy observadoras, analíticas y buenas escuchas. Exploran el problema a fondo para recopilar más información y reflexionan sobre las opciones de acción y la razonabilidad de las decisiones. 

  • La mujer de negocios de hoy tiene claros sus valores y los sigue consistentemente.

La mujer de negocios sabe discernir entre el bien y el mal.   Vive una vida íntegra. Tiene claros sus valores y no está dispuesta a negociarlos.  Defiende a capa y espada sus creencias.  Cuando la vida le pone en el camino dilemas éticos, puede confiar en que tomará las decisiones correctas si actúa conscientemente.  Ante estas situaciones, se pregunta: “¿A quién perjudicaría si emprendo esta acción?  ¿Qué haría la persona que más respeto? ¿Cómo sería percibida por otros?  Dormiría tranquilamente?“  La mayor parte de los errores éticos los cometemos por actuar precipitadamente, sin pensar con profundidad.


  • La mujer de negocios de hoy se conoce a sí misma, tiene un claro sentido de propósito y pasión por lo que hace.
La mujer de negocios exitosa conoce claramente sus fortalezas y debilidades, y utiliza ese conocimiento a su favor.  Cuando se conoce a sí misma, puede descubrir qué la hace feliz, definirse las metas que quiere lograr y las formas en que puede lograrlo.  Conoce sus preferencias y necesidades. Utiliza esa información sobre sí misma para trazarse planes de automejoramiento y evalúa el nivel de alcance de sus metas. Tiene una visión para sí misma y para su empresa. Sabe lo que la apasiona.  Además, valora la importancia de buscar asesoría en áreas que no son de su competencia y se rodea de gente de la que pueda aprender.

  • La mujer de negocios de hoy define prioridades con su tiempo y energía.

Las mujeres de negocios tenemos múltiples obligaciones personales, familiares, laborales y sociales. Como malabaristas, tratamos de equilibrar todas nuestras responsabilidades y frecuentemente nos sentimos culpables y estresadas por no lograr el balance que quisiéramos. Queremos brindarle a nuestras familias y amigos el tiempo y atención que merecen, queremos salir adelante profesionalmente y ayudar en nuestras comunidades, pero no queremos sentirnos agotadas, frustadas o incapaces.  ¿Qué hacen las mujeres de negocios exitosas? Priorizan su tiempo y energía haciendo las cosas que aman hacer, las que les generan felicidad genuina. ¿Cuáles son esas dos o tres prioridades en sus vidas?  Está dedicándoles el tiempo y energía a sus prioridades según el nivel de importancia que les otorga?  ¿Cuán capaces son de decir “no” a las situaciones que les generan insatisfacción?


  • La mujer de negocios de hoy es persistente, esforzada e intencional en sus acciones.

Es valiente. Trabaja largas horas y sacrifica su gratificación a corto plazo por los beneficios a largo plazo.  No se rinde. Lo intenta, y si falla, lo vuelve a intentar.  Está dispuesta a asumir riesgos calculados, a equivocarse, aún frente a otros, y está dispuesta a levantarse cada vez con más determinación.


  • La mujer de negocios de hoy tiene fortaleza de caracter y es capaz de vender sus ideas.

Ya pasó el siglo en el que se debía quedar callada en señal de humildad, dejando que los hombres en la oficina se llevaran el crédito de su trabajo.  Las mujeres de negocios de hoy entienden la importancia de ser asertivas, poseer una alta autoestima, mercadearse a sí mismas y convencer a otros del valor de sus ideas.  Pueden apalancarse en su inteligencia emocional, capacidades interpersonales y habilidades comunicativas para generar confianza en otros, así como liderar equipos de trabajo con el ejemplo y servir como modelo a seguir.


  • La mujer de negocios de hoy es capaz de disfrutar del fruto de su labor.

A mayor esfuerzo, mayor derecho tenemos de disfrutar de los beneficios que nos genera ese esfuerzo.  Las mujeres de negocios de hoy también saben invertir en sí mismas, ya sea apartando tiempo y dinero para compartir con la familia y amigos, irse de vacaciones, hacerse un masaje, tener alguna afición o comprarse algún gustito.  Cualquier inversión en salud, educación o bienestar personal es bien merecida, por lo que no debería venir acompañada de sentimientos de culpabilidad.


  • La mujer de negocios define el éxito en sus propios términos. 

La mujer de negocios de este siglo no permite que otros le definan lo que es ser exitosa.  En cambio, ella toma el control sobre su propio destino y define por sí misma lo que considera la haría sentirse exitosa.  ¿Desea casarse y tener hijos?  ¿Tener muchos amigos?  ¿O prefiere dedicar su tiempo a cultivar sus intereses intelectuales?  ¿Quiere ganar mucho dinero y prestigio para ejercer su poder con responsabilidad? ¿Desea tener una excelente relación con Dios?  Considera que es importante servir como voluntaria en su comunidad o participar de la vida pública?  ¿Opina que se puede tener familia y además liderar una empresa propia?  La respuesta la tiene, no sus bien intencionados familiares, amigos, colegas, o charlistas, sino cada mujer en su interior.


  • ¿Es usted una mujer emprendedora de negocios con posibilidades de éxito?

Tendrá más posibilidades de éxito si:
  • se motiva a sí misma, no ocupando ni requiriendo que alguien le diga qué hacer.
  •  es una tomadora de riesgos calculados con alta tolerancia hacia el fracaso.
  •  le gusta estar en control y tomar las decisiones.
  • está altamente motivada y es inagotable, con un alto nivel de energía que pueda sostener a lo largo del tiempo.
  •  tuvo padres y familiares que fueran emprendedores en su infancia.
  • es creativa e innovadora, una tomadora de decisiones nata, capaz de pensar rápidamente y hacer que las cosas sucedan.
  • tiene un alto deseo de autonomía, de ser su propia jefa, de querer vivir su vida bajo sus propios términos. 


Muchas gracias por su atención.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Retornos sobre la inversión de un posgrado


Silvia Castro, Ph.D.
Rectora de ULACIT


Existen muy buenas razones para querer proseguir con estudios de posgrado.  Algunos desean opciones de ascenso laboral y el mejoramiento en sus condiciones salariales.    Un estudio efectuado por ULACIT de su población de egresados demuestra que la diferencia entre el ingreso mensual que devengan los graduados de bachillerato en distintas disciplinas, y los que obtienen el grado de maestría, es de medio millón de colones, en promedio.  Este estudio es consistente con otros estudios a nivel mundial, como el GMAC Global MBA Survey 2006 Comprehensive Report, que demuestran que los graduados de programas de posgrado ganan más dinero.

Pero el mejoramiento salarial no es la única razón por la cual las personas optan por efectuar estudios de maestría, especialidades y doctorados.   Ciertos profesionales buscan simplemente satisfacer su curiosidad intelectual o bien actualizarse en su campo. Otros buscan diversificar sus competencias laborales para mejorar sus niveles de empleabilidad o poder asumir responsabilidades que les generen mayor satisfacción. Es muy razonable, entonces, que un psicólogo quiera matricular una maestría en Recursos Humanos, o que un biólogo busque ampliar su perfil profesional con una maestría en Gerencia de Proyectos, más aún cuando saben que las grandes empresas valoran la formación multidisciplinar de los trabajadores.

Aún otras personas encuentran en un posgrado una forma de hacer la transición hacia otra profesión por deseo o necesidad, y es así como un periodista podría convertirse en mercadólogo, o un ingeniero electrónico, en emprendedor. En efecto, las especialidades y maestrías profesionales son excelentes alternativas para actualizar, profundizar y diversificar las competencias laborales de las personas, sobre todo porque son inversiones, en tiempo y dinero, que se recuperan a muy corto plazo.

Existen otros beneficios intangibles.  Para nadie es secreto que un título universitario de posgrado es más prestigioso que uno de grado, y es algo que las compañías e instituciones saben valorar en sus procesos de contratación.  Más aún, en Costa Rica, en donde solo el 1% de la población se gradúa a nivel de maestría, ostentar ese grado es un gran logro que ofrece al graduado la posibilidad de ingresar a un segmento élite de la población, aumentar su credibilidad en el campo y ser reconocido socialmente.

Con un posgrado de calidad en cualquier disciplina el graduado tendría más posibilidades de realizar funciones gerenciales que ofrecen mayor flexibilidad en el trabajo, retos más interesantes y beneficios complementarios, como la posibilidad de viajar, de capacitarse o de conocer a personas importantes.  El obtener un título de posgrado ciertamente tiene el potencial de mejorar la autoestima del graduado, así como su satisfacción con el trabajo que realiza.

Pero los beneficios de cursar estudios de posgrado no son solo individuales, sino sociales.  La educación de posgrado juega un papel fundamental en el mundo contemporáneo y su importancia crecerá en el futuro.  Para encontrar respuestas a los retos del siglo XXI, asegurar el bienestar social, y mejorar la posición de liderazgo intelectual de Costa Rica en la economía del conocimiento global, se requiere de una fuerza laboral altamente calificada, creativa e innovadora.  A esta fuerza laboral la preparan los programas de posgrado, en particular los programas doctorales.  Costa Rica tiene mucho camino por recorrer en este sentido, ya que solo el 0,03% de la población ostenta esa formación.

Los programas doctorales de prestigio ofrecen oportunidades para ampliar su comprensión de los fenómenos que estudie la disciplina, así como para investigar, publicar, colaborar con expertos en proyectos de alta complejidad, emplear las mejores herramientas disponibles, y contribuir con descubrimientos e invenciones de gran relevancia para la humanidad, con la posibilidad de obtener fondos o bien reconocimiento internacional. Los estudios doctorales además son imprescindibles para dedicarse a la docencia en las mejores universidades del mundo.

Finalmente, hay profesionales que buscan estudiar un posgrado simplemente porque quieren.  Cualquier razón es buena cuando el estudio se emprende con convicción.