Silvia
Castro, Ph.D.
Rectora
de ULACIT
Existen muy buenas razones para querer proseguir con estudios de
posgrado. Algunos desean opciones de
ascenso laboral y el mejoramiento en sus condiciones salariales. Un estudio efectuado por ULACIT de su
población de egresados demuestra que la diferencia entre el ingreso mensual que
devengan los graduados de bachillerato en distintas disciplinas, y los que obtienen
el grado de maestría, es de medio millón de colones, en promedio. Este estudio es consistente con otros
estudios a nivel mundial, como el GMAC Global MBA Survey 2006 Comprehensive
Report, que demuestran que los graduados de programas de posgrado ganan más
dinero.
Pero el mejoramiento salarial no es la única razón por la cual las personas optan por efectuar estudios de maestría, especialidades y doctorados. Ciertos profesionales buscan simplemente satisfacer su curiosidad intelectual o bien actualizarse en su campo. Otros buscan diversificar sus competencias laborales para mejorar sus niveles de empleabilidad o poder asumir responsabilidades que les generen mayor satisfacción. Es muy razonable, entonces, que un psicólogo quiera matricular una maestría en Recursos Humanos, o que un biólogo busque ampliar su perfil profesional con una maestría en Gerencia de Proyectos, más aún cuando saben que las grandes empresas valoran la formación multidisciplinar de los trabajadores.
Aún otras personas encuentran en un posgrado una forma de hacer la transición hacia otra profesión por deseo o necesidad, y es así como un periodista podría convertirse en mercadólogo, o un ingeniero electrónico, en emprendedor. En efecto, las especialidades y maestrías profesionales son excelentes alternativas para actualizar, profundizar y diversificar las competencias laborales de las personas, sobre todo porque son inversiones, en tiempo y dinero, que se recuperan a muy corto plazo.
Existen otros beneficios intangibles. Para nadie es secreto que un título universitario de posgrado es más prestigioso que uno de grado, y es algo que las compañías e instituciones saben valorar en sus procesos de contratación. Más aún, en Costa Rica, en donde solo el 1% de la población se gradúa a nivel de maestría, ostentar ese grado es un gran logro que ofrece al graduado la posibilidad de ingresar a un segmento élite de la población, aumentar su credibilidad en el campo y ser reconocido socialmente.
Con un posgrado de calidad en cualquier disciplina el graduado tendría más posibilidades de realizar funciones gerenciales que ofrecen mayor flexibilidad en el trabajo, retos más interesantes y beneficios complementarios, como la posibilidad de viajar, de capacitarse o de conocer a personas importantes. El obtener un título de posgrado ciertamente tiene el potencial de mejorar la autoestima del graduado, así como su satisfacción con el trabajo que realiza.
Pero los beneficios de cursar estudios de posgrado no son solo individuales, sino sociales. La educación de posgrado juega un papel fundamental en el mundo contemporáneo y su importancia crecerá en el futuro. Para encontrar respuestas a los retos del siglo XXI, asegurar el bienestar social, y mejorar la posición de liderazgo intelectual de Costa Rica en la economía del conocimiento global, se requiere de una fuerza laboral altamente calificada, creativa e innovadora. A esta fuerza laboral la preparan los programas de posgrado, en particular los programas doctorales. Costa Rica tiene mucho camino por recorrer en este sentido, ya que solo el 0,03% de la población ostenta esa formación.
Los programas doctorales de prestigio ofrecen oportunidades para ampliar su comprensión de los fenómenos que estudie la disciplina, así como para investigar, publicar, colaborar con expertos en proyectos de alta complejidad, emplear las mejores herramientas disponibles, y contribuir con descubrimientos e invenciones de gran relevancia para la humanidad, con la posibilidad de obtener fondos o bien reconocimiento internacional. Los estudios doctorales además son imprescindibles para dedicarse a la docencia en las mejores universidades del mundo.
Finalmente, hay profesionales que buscan estudiar un posgrado simplemente porque quieren. Cualquier razón es buena cuando el estudio se emprende con convicción.
Pero el mejoramiento salarial no es la única razón por la cual las personas optan por efectuar estudios de maestría, especialidades y doctorados. Ciertos profesionales buscan simplemente satisfacer su curiosidad intelectual o bien actualizarse en su campo. Otros buscan diversificar sus competencias laborales para mejorar sus niveles de empleabilidad o poder asumir responsabilidades que les generen mayor satisfacción. Es muy razonable, entonces, que un psicólogo quiera matricular una maestría en Recursos Humanos, o que un biólogo busque ampliar su perfil profesional con una maestría en Gerencia de Proyectos, más aún cuando saben que las grandes empresas valoran la formación multidisciplinar de los trabajadores.
Aún otras personas encuentran en un posgrado una forma de hacer la transición hacia otra profesión por deseo o necesidad, y es así como un periodista podría convertirse en mercadólogo, o un ingeniero electrónico, en emprendedor. En efecto, las especialidades y maestrías profesionales son excelentes alternativas para actualizar, profundizar y diversificar las competencias laborales de las personas, sobre todo porque son inversiones, en tiempo y dinero, que se recuperan a muy corto plazo.
Existen otros beneficios intangibles. Para nadie es secreto que un título universitario de posgrado es más prestigioso que uno de grado, y es algo que las compañías e instituciones saben valorar en sus procesos de contratación. Más aún, en Costa Rica, en donde solo el 1% de la población se gradúa a nivel de maestría, ostentar ese grado es un gran logro que ofrece al graduado la posibilidad de ingresar a un segmento élite de la población, aumentar su credibilidad en el campo y ser reconocido socialmente.
Con un posgrado de calidad en cualquier disciplina el graduado tendría más posibilidades de realizar funciones gerenciales que ofrecen mayor flexibilidad en el trabajo, retos más interesantes y beneficios complementarios, como la posibilidad de viajar, de capacitarse o de conocer a personas importantes. El obtener un título de posgrado ciertamente tiene el potencial de mejorar la autoestima del graduado, así como su satisfacción con el trabajo que realiza.
Pero los beneficios de cursar estudios de posgrado no son solo individuales, sino sociales. La educación de posgrado juega un papel fundamental en el mundo contemporáneo y su importancia crecerá en el futuro. Para encontrar respuestas a los retos del siglo XXI, asegurar el bienestar social, y mejorar la posición de liderazgo intelectual de Costa Rica en la economía del conocimiento global, se requiere de una fuerza laboral altamente calificada, creativa e innovadora. A esta fuerza laboral la preparan los programas de posgrado, en particular los programas doctorales. Costa Rica tiene mucho camino por recorrer en este sentido, ya que solo el 0,03% de la población ostenta esa formación.
Los programas doctorales de prestigio ofrecen oportunidades para ampliar su comprensión de los fenómenos que estudie la disciplina, así como para investigar, publicar, colaborar con expertos en proyectos de alta complejidad, emplear las mejores herramientas disponibles, y contribuir con descubrimientos e invenciones de gran relevancia para la humanidad, con la posibilidad de obtener fondos o bien reconocimiento internacional. Los estudios doctorales además son imprescindibles para dedicarse a la docencia en las mejores universidades del mundo.
Finalmente, hay profesionales que buscan estudiar un posgrado simplemente porque quieren. Cualquier razón es buena cuando el estudio se emprende con convicción.
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