lunes, 2 de febrero de 2015

Abusadores de animales ¡a la cárcel!


El primero de febrero, miles de costarricenses nos reunimos en el Paseo Colón para abogar por los derechos de los animales, en apoyo al proyecto de ley número 18298, cuyo objetivo es reformar el Código Penal y la Ley de Bienestar de los Animales.  Preocupa que un proyecto de esta naturaleza esté estancado en la Asamblea Legislativa, puesto que todo legislador debería está interesado en proteger a los animales en contra de todo tipo de maltratos, ya sea por negligencia en los cuidados básicos, o por situaciones de crueldad, como la tortura, la mutilación o el biocidio.

Salvo en casos de tráfico ilícito y caza ilegal de las especies en vías de extinción, el abusador animal en nuestro país goza de total impunidad. Se reciben hasta 300 denuncias semanales sin enjuiciamiento para los agresores. Las modificaciones sugeridas por el proyecto de ley pretenden precisar las conductas prohibidas y establecen verdaderas sanciones que sirvan como disuasivos; las leyes actuales imponen multas ridículas de tres a treinta días) por causarle la muerte a un animal sin necesidad.

Estudios internacionales confirman que el abuso animal se correlaciona con trastornos mentales profundos de los agresores, y se asocia con otros delitos, incluyendo la violencia doméstica e infantil, el tráfico de drogas, la participación en pandillas, el asalto sexual y las violaciones a las leyes de armas. Siendo así las cosas, el penalizar las agresiones contra los animales contribuiría a establecer un registro de individuos con conductas antisociales.

Con respecto a la razonabilidad y proporcionalidad de las penas, no se debe sancionar el maltrato animal con penas superiores a las impuestas por maltrato humano, pero podrían ser equivalentes.  El ser humano es la única especie racional, por lo que es la única con la capacidad, y por tanto la obligación, de proteger la vida en la tierra. Como homo sapiens sapiens, la especie más sabia de las sabias, no debemos adoptar visiones antropocéntricas de nuestra existencia, asumiendo que la integridad física de un animal es menos importante que la integridad física del hombre.

Un ser racional no puede degradar o acabar con la vida de otro ser viviente sin razón alguna, por ser inhumano, inmoral y socialmente inconveniente.  Por eso, las penas ante crímenes contra los animales deberían ser penalizadas hasta con la privación de la libertad.

El proyecto de ley establece sanciones de cárcel para quien lastime o arrolle animales intencionalmente, les cause torturas, lesiones, agresiones o sufrimientos innecesarios, los mate con dolor y angustia por el solo espíritu de perversidad; para quienes abusen sexualmente de animales; practiquen la vivisección; intervengan quirúrgicamente animales sin anestesia o sin poseer el título de médico o veterinario; o mutilen cualquier parte del cuerpo de un animal. También se sanciona a quienes organicen espectáculos públicos o competencias en las que se mate, hiera o torture animales.

A publicar en el Periódico La República el 12 de febrero.

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