Si pretendemos
duplicar la matrícula en secundaria para al menos alcanzar los índices de Cuba
o Chile, hay que implementar un conjunto de medidas, empezando por asegurarse
de que existan ambientes de aprendizaje de calidad.
Actualmente existen
715 colegios de diversos tamaños y condiciones que imparten modalidades
distintas: hay colegios académicos, técnicos, científicos, deportivos,
artísticos, ambientalistas, humanísticos, tecnológicos, telesecundarias, talleres
exploratorios, unidades pedagógicas, institutos de educación general básica
(IEBG) y de valor agregado en la educación académica diurna, entre otros. En
total se imparten veinte planes de estudios distintos.
Con 360,000
alumnos en secundaria, se requieren unos 360 colegios que alberguen a mil
alumnos cada uno, distribuidos en diez secciones por año, con veinte alumnos
por sección.
¿Mi punto? Qué existe
un número excesivo de colegios y de planes de estudio, lo que genera grandes
dificultades en la estandarización de criterios mínimos de calidad. Cada uno de
esos colegios requiere apoyarse de un currículum, recurso humano, infraestructura,
materiales didácticos, mobiliario y equipo especializado distinto. Con los serios rezagos en construcción y
mantenimiento de la infraestructura, ni subiendo el PIB al 8% se podría hacer
frente a las necesidades materiales de las instituciones en secundaria.
Cualquier estrategia
educativa inicia con la definición certera del tamaño y ubicación de los
centros educativos que se requieren. Los colegios pequeños son ineficientes,
por cuanto la inversión en infraestructura y otros recursos solo beneficiaría a
pocos alumnos y el espacio educativo se mantendría mayormente ocioso. Los colegios excesivamente poblados también
son inconvenientes, porque generan problemas de rendimiento académico
relacionados con las dificultades de gestión por parte de sus administradores.
Consolidando el
número de centros y estandarizando su tamaño y planes de estudio, más colegios
podrían contar con condiciones idóneas de infraestructura. El disponer de amplios salones, sanitarios,
biblioteca, comedor, laboratorios, gimnasio, auditorio, cancha, espacios de
esparcimiento, oficinas administrativas y espacios para brindar servicios de salud,
orientación y apoyo psicopedagógico, es indispensable para el aprendizaje efectivo.
Asimismo, se
deben reducir las modalidades educativas, preservando las más exitosas. Todos los colegios deberían ser académicos
bilingües con bachillerato internacional; científicos bilingües; o técnicos
profesionales bilingües, con la posibilidad de ofrecer una sola alternativa de
educación abierta en horario nocturno. En
horarios vespertinos todos los colegios podrían ofrecer programas
cocurriculares, artísticos, deportivos, ambientales y otros, para que la
totalidad de la población estudiantil, y no unos pocos, gocen de una educación
integral de calidad.
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