En un estudio publicado por el economista Luis Loría y
presentado en el último foro sobre la exclusión en secundaria, el autor expone
una realidad que debe ser tomada en cuenta, más ahora cuando Costa Rica
enfrenta un elevado déficit fiscal. El
programa Avancemos, cuyo objetivo ha sido universalizar el derecho a la
secundaria completa para romper el ciclo pobreza intergeneracional, debe ser evaluado
a la luz de los objetivos para los que fue creado.
Los problemas de coordinación interinstitucional, la
falta de planificación y las duplicidades y filtraciones en la distribución de
las transferencias son de conocimiento público, pero las probabilidades de que
un joven termine la secundaria siguen siendo menores al 50%, a pesar de que se
invirtieron, entre 2007 y 2013, unos 599 millones de dólares para obtener
mejores resultados.
Existen factores personales que inciden sobre la
decisión del chico y su familia de abandonar la secundaria, como, por ejemplo, sus
capacidades intelectuales, pero también sus actitudes hacia los retos y el
aprendizaje; las percepciones de sí mismo y de su capacidad de aprender; sus
estilos de aprendizaje y aptitudes para planificarse, concentrarse y estudiar. Los alumnos de mayor edad, con problemas de
salud, embarazos tempranos, comportamientos antisociales y con
responsabilidades adultas tempranas (el cuido de familares u obligaciones
laborales, por ejemplo) también son más suceptibles a desertar.
Las familias con pocos años de escolaridad poseen
bajas expectativas de sus hijos y no son conscientes del retorno a la inversión
de la educación secundaria. Los chicos
de hogares desintegrados, que viven en ambientes hostiles o indiferentes, en
barrios marginales en donde el acceso a la vivienda, la salud y la nutrición es
escaso, son víctimas de la inhabilidad del Estado de ofrecerles oportunidades
reales de movilidad social.
Muchos jóvenes no terminan el colegio por culpa de algunos
docentes con serias deficiencias en el dominio del contenido disciplinar y el
uso de estrategias de intervención pedagógica, así como por su falta de
vocación para la enseñanza, problemas de personalidad, poca disposición de
despertar el interés de los muchachos y bajas expectativas de su desempeño.
Sobre la exclusión educativa también pesan factores
administrativos: la ausencia de planificación, coordinación y evaluación por
parte de las direcciones y el MEP; la inexistencia de mecanismos de rendición
de cuentas individuales y organizacionales; la inseguridad; ambientes escolares
insalubres y poco estimulantes; el hacinamiento; la movilidad del profesorado
entre centros educativos; y la interacción entre la escuela con el contexto
socio-familiar de la comunidad, como para enumerar algunos.
Todos los expertos coinciden. Un problema multifactorial solo se resuelve
con una solución multidimensional, por lo que el programa Avancemos tal y como
está planteado, nunca podrá lograr su cometido.
Publicado en La República el 1 de diciembre de 2014.