A un profesional se le entrevista por sus atestados pero se le
despide por su desempeño. Mucho se ha
escrito sobre las razones por las cuales las empresas despiden a sus colaboradores
y todo apunta a un motivo principal: la carencia de habilidades
interpersonales. Buscando reducir los índices de rotación de personal, los procesos
de selección en las empresas típicamente incluyen entrevistas cara a cara, con
el fin de analizar las capacidades blandas
de los candidatos, tales como sus competencias comunicativas, sus estilos de
trabajo, sus procesos de razonamiento en la toma de decisiones bajo distintos
escenarios y en general, su capacidad para generar empatía con el entrevistador.
Hay muchas otras habilidades blandas valoradas por los
empleadores que son más difíciles de identificar en una entrevista de empleo,
como la capacidad para definir metas, planificar, administrar el tiempo, gestionar
recursos financieros y materiales, dirigir equipos de trabajo y evaluar el
trabajo de otros. Las empresas buscan a
los trabajadores que se esmeran en satisfacer a los clientes, que saben escuchar,
negociar y resolver conflictos. Buscan a aquellos que son creativos, con un
buen sentido del humor, que se orientan hacia los resultados y la acción. Quisieran
contar con una fuerza laboral que sepa desarrollarse continuamente; que piense crítica
y estratégicamente sobre las tareas que realiza y que actúe con excelencia,
integridad, responsabilidad y confiabilidad.
Los empleadores pueden capacitar a personas inteligentes en muchos de los conocimientos específicos a la industria en la que se desempeñan, pero se les dificulta mucho más lograr que un trabajador con pocas habilidades interpersonales sea más compasivo, establezca relaciones productivas con los demás miembros de un equipo y se comunique con efectividad.Por eso tienden a perder su empleo aquellos que no siempre están dispuestos a colaborar con otros compañeros o a empoderar a sus subalternos; aquellos que son incapaces de adaptarse al cambio organizacional o que carecen de una actitud positiva hacia el trabajo que desempeñan. También son despedidos con más frecuencia aquellos que tienden a postergar la toma de decisiones por su aversión al riesgo; los que no toman la iniciativa; y los no se recuperan rápidamente ante las decisiones institucionales con las que no comulga, por lo que su jefe y compañeros perciben que actúa de forma desleal.
¿Cómo adquieren las personas las competencias
interpersonales? De la misma manera que
se adquiere cualquier competencia: a través del mejoramiento continuo de
conocimientos, destrezas y actitudes que faciliten la efectividad
interpersonal. En otros países existen
programas curriculares de desarrollo de habilidades blandas dirigidos a los
chicos desde los catorce años. Uno de esos programas lo impulsa el Ministerio
de Trabajo de los Estados Unidos: se titula Habilidades
sociales para salir adelante — Dominar habilidades sociales para tener éxito en
el trabajo y un futuro seguro. También existen empresas consultoras
internacionales que impulsan procesos de capacitación en habilidades
interpersonales, como Franklin Covey, con oficinas en Costa Rica.
Una de las mejores formas de propiciar este aprendizaje en la
educación secundaria y terciaria es a través de las pasantías laborales y
prácticas profesionales, supervisadas por mentores calificados en las empresas,
así como los ambientes empresariales simulados en los contextos educativos,
asistidos o no, con tecnología. Las instituciones educativas y las empresas
deben contribuir con la formación y certificación de las habilidades blandas de
los nuevos profesionales, en aras de que los colaboradores logren conservar su
trabajo, una vez que lo obtengan. Es
imperativo para el desarrollo económico de nuestra nación, pero además una
responsabilidad social.
Publicado el 26 de agosto de 2013 en el Periódico La República: https://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=533304532
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