“¿Cómo asume usted sus
responsabilidades cívicas?” Recuerdo, con asombro y desconcierto, las
respuestas ofrecidas por los postulantes a esta pregunta contenida en un
formulario de becas. Todos adjuntaban
fotografías de su participación en los desfiles de faroles, las marchas y
bandas del 15 de setiembre, los bailes folclóricos del Día de la Anexión o del
Día de las Culturas. Sus responsabilidades
cívicas se limitaban a participar de los actos organizados por su centro
educativo, según entendí.
La educación cívica es
insuficiente si su alcance se limita a que las personas se aprendan el Himno
Nacional, o a identificar gestas, héroes y documentos importantes de la historia costarricense. Los ciudadanos deben comprender, con
profundidad, los principios y valores democráticos y las estructuras y ámbitos
de acción de los diferentes poderes del Gobierno. Más importante aún, deben haberse familiarizado
con los mecanismos, electorales y no electorales, mediante los cuales pueden
ejercer su derecho a la libre expresión, la negociación, la participación política
y el activismo dentro de movimientos sociales.
Con poca efectividad participarán
los ciudadanos de una democracia si no cuentan con las destrezas intelectuales y
disposiciones necesarias para identificar, interpretar o valorar asuntos
atinentes a la vida pública. Un
ciudadano debe ser capaz de deliberar sobre los asuntos de interés comunal,
ofreciendo, recibiendo y evaluando razones, de forma colaborativa con otros
ciudadanos, aunque sostenga puntos de vista distintos. Debe saber dialogar activamente
y con empatía. Debe poderse expresar en
público con claridad, precisión, seguridad y tacto. Debe poder discernir entre
hechos y especulaciones. Debe saber
evaluar la calidad de sus propios argumentos y la de otros.
Más importante aún, debe ser
capaz de comunicarse y trabajar con personas y grupos en ambientes
organizacionales diversos; interactuar con representantes comunales y líderes
políticos; y planificar, de forma estratégica, el cambio social y político. ¿Enseñamos
a nuestros alumnos a hablar en público, a formular peticiones, a organizar y
liderar reuniones? Les enseñamos a ejercer su liderazgo político en los ambientes
escolares y comunales y a participar en campañas proselitistas? Mostramos respeto por el trabajo que conlleva
la función pública? Les enseñamos a planificar,
a buscar aliados, crear consenso y establecer coaliciones?
¿Sabrían navegar en los procesos electorales y no electorales para
dar sus opiniones a conocer y a exigir que sus necesidades sean atendidas? ¿Sabrían cómo y cuándo organizar protestas,
huelgas y boicots? Sabrían realizar encuestas de opinión y comunicar sus
resultados? Utilizan las redes sociales para fines políticos? ¿Cuentan con las disposiciones cívicas para
actuar con respeto, rechazo a la violencia, compromiso con el bienestar
colectivo y apreciación de la diferencia?
Nuestra responsabilidad cívica va más allá de ir a votar…
Publicado en La República el 7 de marzo de 2014.
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