Yo no creo en Piaget, publicado en La Nación, el 19/01/2009 por Alejandro Lopéz.
Chomsky frente a Piaget, publicado en La Nación el 29/1/2009 por Alejandro LópezPiaget, Chomsky y neurociencia, publicado en La Nación el 8/2/09 por Silvia Castro.
Los avances
en el campo de la neurociencia cognitiva durante la última década han venido a
reafirmar una de las conclusiones más importantes de Jean Piaget: que el
aprendizaje en los seres humanos y otros mamíferos se genera a través de la
reorganización de sus estructuras cognitivas, como consecuencia de los procesos
adaptativos a su entorno. Con las tecnologías médicas modernas (por ejemplo,
fMRI, PET y EEG) y las contribuciones de múltiples estudios de lesiones
cerebrales, se ha podido determinar cómo y dónde asimila y acomoda información
el cerebro.
Actualmente se investiga el “conocimiento previo” de los recién
nacidos: se han obtenido resultados alentadores que iluminan la discusión
milenaria sobre las capacidades congénitas de los seres humanos, pero cualquier
afirmación sobre sus implicaciones para el proceso educativo es aún prematura.
En ese sentido, las teorías innatistas impulsadas por pensadores como Noam
Chomsky y Jerry Fodor no se contraponen a los principios constructivistas del
aprendizaje, sino que complementan la visión de cómo ocurre el aprendizaje: las
capacidades innatas del ser humano son la base biológica sobre la cual puede
construir su propia comprensión de la realidad.Cada
individuo aprende sobre esas redes neuronales. La corteza cerebral siente,
integra y actúa en respuesta a experiencias concretas. El cerebro recibe
estímulos del ambiente a través de la corteza sensorial, y los asimila ,
integrándolos con la información proveniente de los diferentes lóbulos y del
sistema límbico. El cerebro reflexiona sobre la información, la reacomoda, la
relaciona, la ignora o la convierte en memorias, creando imágenes y
significado. Luego, con esa información, el lóbulo frontal crea nuevos esquemas
mentales, desarrolla planes, compara y escoge alternativas, toma decisiones, resuelve
problemas o bien le envía mensajes a la corteza motora para que ejecute algún
movimiento.
¿Cuáles son
algunas de las implicaciones que tienen estos descubrimientos sobre el proceso
de enseñanza-aprendizaje? Para empezar, los docentes debemos aceptar que los
alumnos controlan su propio proceso de aprendizaje, no nosotros. No podemos
obligar a otros a aprender, pero sí podemos fomentar el aprendizaje profundo,
facilitando oportunidades para experimentar, reflexionar, crear y practicar.
Segundo, los alumnos adquieren conocimiento de forma significativa, solo si
este tiene valor para sus vidas y les resulta emocionalmente importante. En ese
sentido, nos impulsa a pasar menos tiempo tratando de “transmitir” ideas y más
tiempo entendiendo cómo pueden construir aprendizaje sobre sus experiencias
previas.Finalmente, los avances
en la neurociencia cognitiva nos indican que las redes neuronales son
persistentes y difíciles de modificar, por lo que los profesores requerimos
armarnos de optimismo y paciencia para facilitar la construcción de nuevas
redes, respetar la diversidad infinita de cerebros y la independencia de
pensamiento de nuestros alumnos.
Construcción de aprendizajes, publicado en La Nación el 15/02/09 por Carmen Monge.
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