¿Cuál
es el beneficio real que perciben los niños al realizar asignaciones escolares
en el hogar, cuando parece que el grueso de las tareas establecidas por los
docentes no fomentan el aprendizaje real, y en cambio sirven para frustrarlos,
estresarlos y generarles una pérdida de interés en la materia? En múltiples
ocasiones he escuchado a padres de familia quejarse de que la multiplicidad de tareas afecta su relación familiar con los
hijos, los obliga a tener que jugar el papel de supervisores y docentes, les exige adquirir recursos educativos de los que no disponen, y no dejan mucho tiempo para que
los niños realicen otras actividades que son también significativas para su
desarrollo integral, como tiempo para descansar, jugar, practicar deportes y
desarrollar otras aficiones. Tras de que sus hijos deben trasnocharse
realizando proyectos, rara vez reciben realimentación valiosa y oportuna sobre
su desempeño por parte de sus maestros.
Claramente, los padres de familia y sus hijos no dejan de tener alguna
razón en los argumentos que plantean.
Los
educadores replicarían que la tarea ayuda a consolidar y clarificar lo que se
aprende durante el día, jornada que de todas formas resulta insuficiente para
ver toda la materia que deben aprender; les otorga a los chicos oportunidades
para repasar conceptos y practicar destrezas; y les enseña la autodisciplina,
la gestión del tiempo y hábitos para la investigación. En lugar de estar dedicando tiempo a ver
televisión y jugar videojuegos, pueden desarrollar excelentes hábitos de
estudio y carácter. Además, involucra a los padres de familia en el proceso de
enseñanza de los alumnos, lo que resulta trascendental, puesto que pueden
mostrar conocimiento e interés por lo que aprenden sus hijos, al igual que colaborar
con la consolidación de ese conocimiento en el quehacer cotidiano. Desde luego,
el aprendizaje de sus hijos no es obligación exclusiva de los docentes. No dejan de tener alguna razón también.
¿Cuál
es el impacto que tiene la tarea sobre los resultados de aprendizaje en
general? Es difícil de aseverar, en realidad, puesto que dependería de la
cantidad y naturaleza del trabajo asignado.
Los resultados de investigación no aportan evidencia contundente de que
existan importantes beneficios de realizar tareas en la educación
primaria. En la educación secundaria,
las correlaciones son débiles y hasta cuestionables, según la sofisticación de las
medidas estadísticas que se utilizan.
La
tarea se asigna cuando es verdaderamente apropiado y útil hacerlo, cuando se
solicita al estudiante, desde sus intereses y capacidades individuales,
resolver problemas complejos, reflexionar, emitir juicios sustentados en
argumentos y evidencias, y tomar decisiones, no para limitarlo a seguir
instrucciones. El asignar tareas rutinarias por solo hecho de que así se ha
hecho siempre, no se justifica pedagógicamente.
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