lunes, 14 de julio de 2014
La Tarea: ¿Beneficio o Perjuicio?

Los
educadores replicarían que la tarea ayuda a consolidar y clarificar lo que se
aprende durante el día, jornada que de todas formas resulta insuficiente para
ver toda la materia que deben aprender; les otorga a los chicos oportunidades
para repasar conceptos y practicar destrezas; y les enseña la autodisciplina,
la gestión del tiempo y hábitos para la investigación. En lugar de estar dedicando tiempo a ver
televisión y jugar videojuegos, pueden desarrollar excelentes hábitos de
estudio y carácter. Además, involucra a los padres de familia en el proceso de
enseñanza de los alumnos, lo que resulta trascendental, puesto que pueden
mostrar conocimiento e interés por lo que aprenden sus hijos, al igual que colaborar
con la consolidación de ese conocimiento en el quehacer cotidiano. Desde luego,
el aprendizaje de sus hijos no es obligación exclusiva de los docentes. No dejan de tener alguna razón también.
¿Cuál
es el impacto que tiene la tarea sobre los resultados de aprendizaje en
general? Es difícil de aseverar, en realidad, puesto que dependería de la
cantidad y naturaleza del trabajo asignado.
Los resultados de investigación no aportan evidencia contundente de que
existan importantes beneficios de realizar tareas en la educación
primaria. En la educación secundaria,
las correlaciones son débiles y hasta cuestionables, según la sofisticación de las
medidas estadísticas que se utilizan.
La
tarea se asigna cuando es verdaderamente apropiado y útil hacerlo, cuando se
solicita al estudiante, desde sus intereses y capacidades individuales,
resolver problemas complejos, reflexionar, emitir juicios sustentados en
argumentos y evidencias, y tomar decisiones, no para limitarlo a seguir
instrucciones. El asignar tareas rutinarias por solo hecho de que así se ha
hecho siempre, no se justifica pedagógicamente.
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