¿Por qué hay
personas que pasan por la vida cosechando éxitos y otros solo fracasos? ¿Por qué es que hay personas más afortunadas
que otras? La buena suerte de las
personas tiene que ver con una disposición optimista hacia la vida; con su
capacidad de mantener una mente abierta para observar y aprovechar las posibilidades
que se le presentan y de su habilidad de erradicar sus sentimientos de fracaso,
preparándose emocionalmente para su próximo éxito.
Las personas
con suerte se rodean de personas optimistas.
Son personas agradecidas, generosas y humildes. No he conocido a ninguna persona afortunada
que no sea, además, una persona ambiciosa, dispuesta a asumir riesgos, confiada
en sí misma y altamente competente.
La serendipia, o el hallazgo inesperado que se produce cuando se busca otra cosa, no obedece solamente a la coincidencia o al
accidente. También se le presenta a
aquellos que se han planteado un propósito claro, pero asumen un enfoque
cognitivo y conductual flexible y productivo hacia la vida. Existen muchas formas de llegar a nuestro
destino, por lo que la persona afortunada no se preocupa en exceso por la ruta
y los detalles, sino más bien aprovecha las oportunidades que se le presentan aquí
y en el momento. Busca, además, salirse
de su zona de confort, de su rutina habitual, y se interesa por explorar lo que
le falta por conocer, porque la novedad y el aprendizaje les generan
sentimientos de satisfacción.
Richard
Wiseman, autor de The Luck Factor,
determinó que aquellos que se consideran afortunados también son más
extrovertidos, por lo que tienen mayores probabilidades de establecer redes y
relaciones productivas al conocer a muchas personas y mantenerse en contacto
con sus amigos y conocidos. Además, tienen menos probabilidades de experimentar
sentimientos como la ansiedad, la culpabilidad, el disgusto y la depresión.
¿Por qué algunos siempre tienen suerte y otros
nunca? Porque a través del tiempo todos desarrollamos patrones de
conducta. Algunos siempre tendemos a
mantener una actitud abierta y positiva hacia las posibilidades que nos ofrece
la vida, a pesar de los obstáculos y la crítica, y otros vivimos con miedo,
resentimiento, odio y preocupación, lamentándonos de las decisiones y acciones
que tomamos en el pasado, así como de las que no tomamos.
Los buenos resultados producen sensaciones de
éxito, por lo que las personas que han tenido suerte en el pasado alimentan su
deseo de continuar arriesgándose para continuar siendo exitosos. Los malos
resultados nos entristecen a todos, pero los afortunados siguen esforzándose
porque saben que saldrán adelante si perseveran, sin preocuparse de lo que
resultará mañana.
Mi mayor descubrimiento es que las personas
afortunadas no cuentan con su suerte para sacarlos adelante. Toman la decisión de pensar de forma optimista,
se sacrifican por sus propias metas y toman acciones contundentes para cambiar
sus vidas.